Preescolar: El amor de Dios a través de Jesús
Primer grado: La vida
Segundo grado: La amistad
Tercer grado: La celebración
Cuarto grado: La vocación
Quinto grado: El testimonio
Sexto grado: El ser humano
Séptimo grado: La familia
Octavo grado: La comunidad
Noveno grado: La moral
Décimo grado: El proyecto de vida
Undécimo grado: Construcción de una nueva sociedad
En cada grado se trabajan cuatro enfoques que pueden tomarse como unidades o distribuirse en los cuatro períodos académicos del año escolar.
Enfoque Antropológico: se plantea la situación del tema en el mundo de hoy, y los análisis y sentidos que se aportan desde los ámbitos ético, filosófico, teológico y pastoral y religioso no cristiano.
Enfoque Bíblico: Aborda los problemas y temas desde la perspectiva de la Divina Revelación, en su etapa del Antiguo Testamento. Por consiguiente se explora la historia bíblica antes de Cristo, la experiencia religiosa de Israel y su preparación a la plenitud en la Revelación.
Enfoque bíblico Cristológico: Aborda los problemas y temas desde la perspectiva de la Divina Revelación, en su etapa del Nuevo Testamento, centrado en Cristo y en la experiencia de los apóstoles y primeros cristianos.
Enfoque Eclesiológico: Aborda los problemas y temas desde la perspectiva de la historia pos-bíblica, esto es, de la tradición de la Iglesia, del cristianismo vivido y de su misión, presencia y acción en el mundo de hoy.
Se presentan cuatro competencias. Vienen para cada uno de los cuatro enfoques del grado, y en ellas se presentan los aprendizajes que los estudiantes pueden alcanzar. Se han seleccionado cuatro aprendizajes, que incluyen diversas competencias, derivadas de la naturaleza, finalidades y objetivos de la educación cristiana, y teniendo en cuenta que en educación religiosa escolar el tema de competencias se orienta no tanto al saber-hacer cuanto al saber actuar; se trata, por tanto, de la adquisición de un conocimiento, para realizar unas acciones y adoptar unas actitudes fundadas en la convicción religiosa, frente a las situaciones de la vida cotidiana, personal, familiar y social. Se busca el saber comprender para poder saber dar razón de la fe, saber integrar fe y vida, y saber aplicar a la realidad que se vive.
Saber Comprender: Se refiere en estos estándares a la capacidad de interpretar la experiencia humana, desde la experiencia cristiana y sus lenguajes bíblico narrativo, litúrgico, cultural, moral sistemático doctrinal. Los estudiantes podrán adquirir un conocimiento objetivo, sistemático y básico de los contenidos y de las fuentes de la revelación cristiana y su experiencia religiosa. Identificarán e interpretarán las manifestaciones del desarrollo histórico y cultural del cristianismo y las expresiones y celebraciones más significativas
y auténticas de la vida de los cristianos.
Saber Dar Razón de la Fe: Se refiere en estos estándares a la capacidad de realizar procedimientos y formas de explicación, investigación y expresión de los lenguajes religiosos, identificando su sentido y valor y co-relacionándolo con la cultura y los conocimientos de las demás áreas y campos de formación. Esta competencia, cercana a la denominada competencia argumentativa, se refiere a la capacidad de dar razón de las convicciones de la fe y de la esperanza, sin fanatismos y por medio del diálogo con los otros, con los postulados de la razón humana, de las ciencias, de la cultura, de otras visiones religiosas. En orden al desarrollo de la capacidad de aprender a aprender, los estudiantes podrán desarrollar destrezas y habilidades para el planteamiento del problema religioso y el manejo correcto de las fuentes de la revelación cristiana: la Sagrada Escritura, los documentos de la tradición y el magisterio de la Iglesia universal y particular y hechos principales de la tradición cristiana.
Saber Integrar Fe y Vida: Se refiere en estos estándares al desarrollo de valores y actitudes, fundados en las capacidades de comprender y dar razón de la fe; los estudiantes descubrirán la importancia del problema religioso para la humanidad y valorarán el aporte de la fe cristiana a su proceso de personalización y al desarrollo social; podrán relacionar la experiencia religiosa cristiana con otras formas de experiencia religiosa y sistemas de significado presentes en nuestras culturas, y desarrollarán especial respeto y comprensión por las opciones religiosas que se sigan del proceso educativo y las de sus conciudadanos. Esta competencia valorativa actitudinal se refiere a la capacidad de saber integrar a su vida personal el saber religioso estudiado, para lograr la síntesis entre fe y vida.
Saber aplicar a la realidad: Se refiere en estos estándares a la capacidad de saber aplicar el saber y la vivencia religiosa, a la realidad social, política, cultural, social y eclesial en esta época de cambio y en función de una trasformación de las culturas y de la sociedad y de una renovación en la misma vida cristiana. También se refiere a la capacidad de valorar el entorno social, ético, cívico, político y económico a la luz de la fe cristiana, y de identificar su presencia en su entorno o contexto familiar, social y religioso.
PROFESORES:
La asignación académica de educación religiosa debe hacerse a
docentes de esa especialidad o que posean estudios correspondientes al área y tengan
certificación de idoneidad expedida por la respectiva autoridad eclesiástica, según lo
establecido en el literal i) artículo 6 de la ley 133 de 1994.
Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional, para
hacer proselitismo religioso o para impartir una educación religiosa en beneficio de un credo
específico. (DECRETO 4500 DE 2006)
